A pesar de tomar muchas decisiones en el día a día, lo que tenemos muy claro es qué objetivo buscamos a la hora de criar una camada.

Para nosotros lo más importante sin ninguna duda es el temperamento y carácter de nuestros perros. Lograrlo va a depender de varios factores como puede ser la elección de buenos padres (equilibrados psicológicamente) pero sobre todo de una correcta socialización. Existen diversas técnicas, pero su fin es lograr durante el periodo crítico del imprinting que el cachorro tenga el mayor número posible de experiencias positivas y variadas, incluyendo la educación de su madre, la cohabitación con otros perros y animales, la seguridad en el contacto con los humanos y el aplomo en un entorno cambiante o urbano.
Al fin y al cabo, la belleza de un perro acaba por darse por supuesta, pero lo que verdaderamente vamos a valorar con el paso de los años es tener un compañero tranquilo y equilibrado en el que podamos confiar, sabiendo que no va a reaccionar negativamente (con miedo, nerviosismo o agresividad) ante una situación que le pueda sorprender.

Por eso, a pesar de que intentamos lograr cachorros de gran calidad morfológica, nos volcamos sobre todo en darles el tiempo, cariño, juego y demás necesario para que su personalidad sea tan atractiva o más que su físico.